Debo reconocer que el tema es uno de mis favoritos, aunque aún recuerdo cuando me ponía muy nervioso al hacer fotos a extraños en la calle. Hay quien puede pensar que se trata de una invasión de la intimidad. Desde luego, si alguien lo piensa, está equivocado. Los que nos dedicamos a hacer fotografía callejera no buscamos personas concretas, ni nos fijamos en quien sale o deja de salir. Lo que tratamos de transmitir es la emoción del momento (entendida en un sentido muy amplio), plasmando al mismo tiempo cómo es la sociedad de nuestros días.
Ese ha sido mi objetivo al planificar esta foto. Y sí: las fotos callejeras también se pueden planificar, aunque eso no significa que haya que teatralizarla. Puedes pensar en el escenario, en lo que esperas obtener en la imagen, en qué tipo de personas te gustaría encontrarte, y plantarte allí a esperar. Es fotografía de pesca, por contraposición a la fotografía de caza, en la que avanzas por un territorio y vas disparando a las "piezas" que encuentras en tu camino.
En este caso, como el objetivo sigue siendo que la foto resultante pueda ser vendida en los sitios habituales de microstock, la complejidad aumenta, ya que no deberían salir caras (ni nada que pueda permitir reconocer a las personas, como tatuajes o similares), ni marcas. Por ese motivo, y porque me interesaba para remarcar el concepto de la fotografía que quería presentar (personas que se mueven por la ciudad desconectados unos de otros), solo aparecen los cuerpos de las personas, y no sus caras.
Para empezar hay que buscar el escenario. Tenía claro que quería un cruce concreto de la Gran Vía de Madrid, por el que cruza mucha gente y que podía servirme para mis fines. Una vez allí, cuando el semáforo se pone rojo, hay que correr al centro de la calle, y tratando de que la cámara se mueva lo menos posible, disparar una ráfaga lenta que capte a la gente cruzar, y repetir ese proceso unas 5 veces, obteniendo entre 12 y 18 imágenes en cada vez. Cuando pensé que ya tenía el juego de fotos que buscaba, me fui a casa. De los cinco intentos elegí uno que contenía estas 5 fotos, que me permitirían trabajar con ellas para obtener la imagen final:
El principal problema en este tipo de fotos es que no puedes plantar un trípode, y que necesariamente habrá que hacer alguna alineación manual, pero si hemos tenido cuidado y nos hemos movido poco, a veces ni es necesario. Sólo lo será si hay alguna elemento lineal que ajustar en las capas que vayamos montando. En este caso, el elemento crítico no es el paso de cebra, sino la barrera que se ve en la esquina superior derecha de las fotos.
Una vez en casa, y procesadas las fotos, hay que elegir una de ellas como capa de fondo. En mi caso fue la primera de las cinco. A partir de ahí, el procedimiento es siempre el mismo: elegir una foto para poner encima, ponerle una máscara para que solo se vean unas partes concretas y bajar la opacidad de la foto. Como primera capa elegí la segunda de las fotos, y con la mascara, dejé visible solo lo siguiente:
Como veis, no hay que hacerlo con especial detalle. De hecho, suelo poner las capas una encima de otra, poner la mascara completamente negra, fijar una opacidad inicial del 50% y empezar a pintar con el pincel blanco de manera más o menos basta. Lo que sí es importante que el pincel con el que hacéis la máscara este difuminado al máximo, para que las transiciones sean lo mas suaves posible. Si ponemos esta capa al 21% de opacidad, lo que veremos es lo siguiente: Continuamos el proceso eligiendo la tercera foto, poniendo la mascara en negro, una opacidad inicial del 50%, y pintando en blanco. Cuando nos gusta lo que hemos dejado, pasamos a fijar la opacidad final, en este caso, de un 81%. La capa en cuestión y el resultado que vamos consiguiendo son los siguientes: Cuarta foto y cuarta capa. Repetimos la misma operación, en este caso fijando la opacidad final al 66%. La capa y el siguiente resultado parcial son: Ya solo nos queda la quinta foto para la quinta capa, en este caso, al 60%. Como veis no importa en absoluto que haya cierto caos en lo que se pone y se quita, porque la foto final va a ser caótica de pros, e incluso esto ayuda a generar una imagen mas fantasmagórica, al aparecer pequeños trozos de asfalto encima de los cuerpos que había en las capas anteriores: El resultado final es este. Si le damos un poco de contraste local, como os enseñé a hacer hace ya unos años en este post, y viñeteamos un poco para que la mirada vaya al centro y luego nos lleve de un lado a otro de la foto (para volver siempre al centro), obtendremos la foto final, con la que abríamos este post.Como os decía al principio, esta es la técnica que utilicé en la foto con la que gané el concurso de ferias de Guadalajara de este año. Ya sólo tenéis que poneros a practicar...
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