martes, 24 de septiembre de 2019

Guadalajara en azul

Todos los amantes de la fotografía, y en particular, de la Historia de la Fotografía, sabemos que la primera foto se obtuvo desde una ventana por Niepce, y que para ésta hizo falta una exposición de 8 horas. Fue en el año 1826, y daba el pistoletazo de salida a la investigación en numerosas técnicas que permitieran capturar la luz y las sombras en un soporte rígido. Pocos años después, en 1839, se presentaban en sociedad dos procedimientos bien diferentes: Daguerre, con sus daguerrotipos, y Fox-Talbot, con los calotipos. Mientras que los primeros eran copias únicas, y la imagen se generaba directamente “en positivo”, lo segundos ya utilizaban un negativo, que permitía hacer múltiples copias del mismo. En 1842, John Herschel descubre otra técnica que genera imágenes de un color azul intenso, también por medio de un negativo. Por su enorme facilidad de uso, pronto se utilizó para hacer copias de objetos traslúcidos, y en particular de plantas, como las realizadas por Anna Atkins, bióloga y la primera fotógrafa de la que hay registros, que empleó esta técnica para ilustrar su libro “Algas Británicas: impresiones en cianotipia”, de 1843. A diferencia de las fotografías químicas convencionales, que usan sales de plata, el cianotipo usa sales de hierro.

La gracia de esta técnica es que es muy sencillo realizarla en casa, ya que sus materiales son baratos, fáciles de manejar, y los resultados son muy interesantes. Por este motivo, me planteé utilizarla para mi proyecto "Guadalajara en Azul", en el que muestro imágenes de los aspectos más monumentales de mi ciudad, tratando de que parezcan tomadas en el propio siglo XIX. Las imágenes están hechas con una cámara digital, reveladas en Lightroom y procesadas en Photoshop para eliminar los elementos más modernos (aunque he dejado en algunas algún guiño a la actualidad, para que se vea que son fotografías recientes).

La serie que forma el proyecto se compone de 16 fotografías de 27x18cm realizadas en papel Canson Montval de 300 gr/m2 de 32,5x25cm, cada una con una tirada limitada a 20 copias más una prueba de autor. Dado que el procedimiento de sensibilización es completamente manual, cada obra es, en realidad, única y puede mostrar algunos defectos propios de ese proceso artesano. A continuación tienes un video en el que explico el procedimiento y puedes ver el proceso completo con la fotografía correspondiente al torreón del Alamín. Si eres de los/as que prefiere leer, más abajo tienes la explicación detallada del proceso.

En primer lugar, veamos cómo generar el negativo. Hay que tener en cuenta que este proceso tiende a dejar las imágenes muy contrastadas. La zona de azules intermedios es débil (aunque existe), y lo que produzcamos se parecerá más a un grabado que a una fotografía convencional (hay técnicas para hacer cianotipias de bajo contraste, pero dejamos ese tema como entretenimiento para el lector o lectora…). Por lo tanto, debemos partir de una fotografía que resulte atractiva con mucho contraste. La fotografía la convertiremos a blanco y negro, la ajustaremos al tamaño que tendrá nuestra copia final (recordemos que la copia se obtiene por contacto) y la invertiremos en Photoshop (Imagen>Ajustes>Invertir, o ctrl-I / cmd-I). También debemos voltearla horizontalmente. Esto es debido a que al hacer la copia por contacto juntaremos la parte impresa del negativo con la parte sensibilizada del papel, por lo que, para obtener la fotografía en su posición original, el negativo debe estar volteado.

Para imprimir el negativo debemos utilizar un papel transparente. En realidad, un papel que sea transparente a los rayos ultravioleta… El mejor, según todos los expertos es el Pictorico Pro OHP Transparency Film de 174g/m2. Se trata de un papel translucido, pero que capta la tinta de una manera espectacular y es transparente a la luz ultravioleta. En mi caso yo lo imprimo con una Canon Pro-10 con tintas pigmentadas, aunque parece que también se puede imprimir con tintas al agua en impresoras de tinta caseras. En ningún caso debemos utilizar un negativo impreso en impresora laser, ya que, aunque lo parezca, los negros no son tan opacos como los que se consiguen con las impresoras de tinta.

Para sensibilizar el papel, debemos recordar un poco la química que estudiamos en el Instituto. Si eres de letras, tranquil@ que es muy fácil y no hay fórmulas complicadas. Debemos producir dos líquidos que se juntan en uno solo en el momento en que vamos a sensibilizar el papel, con los que impregnamos cualquier superficie en la que pueda penetrar (normalmente una hoja de papel gruesa, pero podemos impregnar telas, si queremos). Las fórmulas básicas son:

  • 10g de ferricianuro potásico en 100 ml de agua destilada (líquido A)
  • 25g de citrato de amonio férrico en 100 ml de agua destilada (líquido B)
Ambos líquidos deben almacenarse en un bote oscuro, lejos de la luz y en un sitio fresco. Todos los materiales que utilicemos deben evitar que el contenido de una botella se contamine con la otra. En el momento de sensibilizar el papel se juntan ambos a partes iguales (bastan 2 ml de cada solución para sensibilizar una superficie de papel de 27x18cm, por ejemplo). El liquido resultante, bien mezclado, se reparte haciendo uso de una brocha que no tenga nada metálico (es recomendable usar brochas japonesas de pelo fino, que están sujetas con un cordel). Este proceso, desde el momento en que vamos a mezclar los líquidos A y B, debemos realizarlo en una estancia en la que no haya luz ultravioleta. La mejor manera es que no entre la luz del sol y que esté iluminada por una bombilla incandescente, de las de filamento. Una vez sensibilizado el papel, hay que dejarlo secar en un lugar fresco, seco y en el que no entre luz ultravioleta, ya que se velaría.

Para exponer el papel a la luz ultravioleta lo mejor es utilizar dos cristales, uno de 6mm para la parte trasera y uno de 4mm para la frontal. Se pone el papel con el negativo entre medias de ambos cristales y se sujeta todo con unas pinzas. Ya solo falta exponerlo…

La manera más sencilla, pero también la más irregular, es hacer la exposición a la luz del Sol. En un día soleado, el tiempo de exposición puede estar entre 3 y 4 minutos. Como en el laboratorio químico, se pueden hacer pruebas para establecer el tiempo correcto antes de sacar la copia definitiva. Como la luz del Sol no es estable (unos días hace más, y otros menos), otra posibilidad es hacerte con una insoladora ultravioleta. Si las copias que vas a hacer no son muy grandes, basta con una insoladora facial. En este caso, con el papel a unos 20-25 cm, el tiempo necesario es de unos 10 minutos. Si utilizamos la insoladora, el proceso es completamente repetible, y una vez que sepamos el tiempo para el tipo de negativos que tenemos entre manos y para nuestra forma de sensibilizar el papel, siempre nos saldrá igual.

Una vez realizada la exposición, separamos el papel sensible y el negativo y procedemos al revelado. Este proceso es muy sencillo, ya que se hace con agua. Simplemente metemos el papel en una bandeja de plástico con agua del grifo y vamos agitando suavemente la bandeja. Tendremos que cambiar el agua tres o cuatro veces, pero no es complicado. Luego hay que poner el papel a secar, colgando de una cuerda con unas pinzas, y ya está. Lo normal es que se arrugue un poco, pero nada que no sea posible pegar sobre un soporte rígido antes de enmarcarlo.

En las imágenes podéis ver un ejemplo de fotografía en blanco y negro, su negativo y el resultado de una cianotipia.

Para los que os animéis a seguir este proceso, os dejo algunas referencias para que podáis iniciaros en estas técnicas antiguas:

  • Dónde comprar los productos químicos: en cualquier droguería buena. Yo los he adquirido en Riesgo, C/ Desengaño, 22 de Madrid. También puedes comprar aquí los botes opacos. 
  • Dónde comprar las brochas: no son fáciles… yo los he encontrado en JECO, en la C/ Pelayo, 38, de Madrid 
  • Dónde comprar el papel para negativos: tampoco es sencillo. Yo he encontrado en A3+ en Foto-R3 (www.foto-r3.com) 
  • Para profundizar en procesos alternativos: Fotografía Experimental: Manual de Técnicas y Procesos Alternativos. Antonini et. al. Ed. Blume, 2014. Fácil de encontrar.

lunes, 1 de abril de 2019

Nuevo planteamiento (errare humanum est)

En el mundo en el que me muevo, profesionalmente hablando, es habitual cometer errores que te llevan a replantearte los procesos que has estado haciendo durante los últimos meses, y empezar de nuevo con una nueva propuesta. La Ciencia lo viene haciendo así desde hace muchos años: se efectúa una hipótesis, se realizan los experimentos que nos parecen adecuados para validarla o rechazarla, y si se rechaza hay que efectuar una nueva hipótesis, para empezar de nuevo el ciclo...

En mi caso, durante los últimos 15 días he aprovechado un par de viajes largos encadenados para replantearme el procedimiento para enseñar mi porfolio. Como sabéis, a principios de año decidí presentar mis fotografías, agrupadas por proyectos, en una nueva web: www.fotografiareposada.com. Al mismo tiempo, desde el 1 de enero he comenzado a publicar una fotografía diaria (con algún hueco en días de excesivo trabajo o por estar fuera de casa) en algunas redes sociales. Mi planteamiento era el siguiente: ir alternando fotografías de todos los proyectos, con el objetivo de que los eventuales seguidores pudieran ver los diferentes trabajos e ir al porfolio a ver uno de manera global si así lo deseaban. El caso es que la cosa no ha funcionado muy bien. Algunas fotos se entienden mal fuera del contexto y tenía la sensación de que estaba presentando un popurrí que no me terminaba de convencer. Así que, aprovechando ese par de viajes enlazados de los que os hablaba, en los que me iba a ser muy difícil mantener el ritmo de subir una foto diaria, he aprovechado para pensar un poco.

El resultado ha sido tomar la decisión de empezar de cero y presentar los proyectos de forma consecutiva, de manera que si alguien ve las fotos en la red social de turno, se comprenda el proceso mental que me ha llevado a hacer el proyecto. En estos proyectos las fotos no son fotografías aisladas, sino que son mucho más (incluso aunque hayan pasado años entre la primera y la última). Al mismo tiempo, creo que voy a renunciar a un par de redes sociales: por un lado Flickr, que la dedicaré a otra cosa, y por otro 500px, donde no termino de entender cómo hacer llegar mis fotos a mas gente. Al final me quedaré con Instagram... Ya sé que no es lo mejor del mundo y quizá me equivoque otra vez. Tranquilos, que me veo capaz de empezar de cero de nuevo en otro momento.

Para este reinicio he elegido uno de los proyectos que me parecen más originales de los que he hecho. De hecho es el primero de una serie, ya que mi planteamiento cuando lo hice fue que fuera el primero de unos cuantos. La idea central del proyecto consistía en mirar a través de un catalejo, de acercarte a los demás desde la lejanía. De ver lo que ocurre, pero pensando que quienes aparecen no te pueden ver, aunque aparentemente te estén mirando. Os dejo aquí el video que hice en su momento con las fotos. Hoy empiezo con la primera, ese batiburrillo de letras que definen Madrid con tanta claridad.

martes, 26 de marzo de 2019

52 palabras: mi contribución al Muéstrate de 2019

Como ya es costumbre, al llegar marzo la Agrupación Fotográfica de Guadalajara proyecta el resultado de una actividad conjunta de los socios: el MUÉSTRATE. Los socios y socias participantes elaboran un vídeo fotográfico en el que muestran un proyecto que han desarrollado durante el año anterior. Puede ser un viaje, un trabajo en el que llevas "media vida" y que ya consideras que se puede enseñar, o como el mío, un proyecto que he desarrollado durante el 2018.

Los que me habéis ido siguiendo durante el año pasado habréis visto las fotografías que he subido, una a la semana, cada una de ellas tratando de representar una palabra concreta. La idea del proyecto se le ocurrió a Fernando Méndez Ramos, un socio y amigo de la AFGU, que terminó por arrastrar a más de 80 personas. El núcleo central de difusión del proyecto ha sido un grupo de Flickr, en el que podéis ver las interpretaciones que los participantes han ido haciendo de las palabras que Fernando nos sugería.

En este tipo de proyectos, que ya tienen la dificultad de mantenerte activo todo el año y pensando en como representar una palabra por medio de una fotografía, lo habitual es que cada fotógrafo resuelva la foto semanal "como pueda": con una foto callejera, un retrato, un paisaje, un bodegón, algo mas creativo, etc... En mi caso, cuando me decidí a participar en el proyecto pensé en hacer las fotos con un condicionante adicional: no salirme de un espacio pequeño (unos 30x30 centímetros) y hacer todas las fotografías como pequeños bodegones (a veces, autenticas macrofotografías). La idea era darle una unidad estética que se pudiera apreciar cuando se vieran juntas. De hecho, empecé a hacer mis fotos pensando en presentarlas juntas en el MUÉSTRATE de este año...

El pasado 15 de marzo, en el Salón de Actos del Centro San José de la Diputación Provincial de Guadalajara, que nos cede el local donde estamos y que también nos cede el uso de las salas comunes del edificio cuando nos hacen falta, hicimos la proyección de este año: 15 fotógraf@s mostrando su trabajo a todos aquellos que quisieron acompañarnos. Aunque yo no pude estar, por motivos personales, me sentí igualmente acompañado por todos los que allí estaban.

Por si no pudiste verlo el día de la presentación, aquí te lo dejo. Estaré encantado de que me des tu opinión utilizando cualquier medio habitual, correo, redes sociales, etc...

martes, 19 de marzo de 2019

19 de marzo

El 19 de marzo se celebra en Valencia la cremá de las fallas.

Hace un par de años me instalé en una terraza y traté de captar la esencia de la noche, primero con los fuegos artificiales, y después con las humaredas de las fallas ardiendo. Y todo ello teniendo en cuenta que cada cosa sucede en un punto de la ciudad en un momento determinado. Pasé un par de horas en la terraza, y el resultado de juntar unas cuantas fotografías es el que veis a continuación:

Aunque quizá no se aprecie bien la calidad, la foto, tal y como ha sido generada mide más de metro y medio de largo por unos 40 centímetros de alto (como es habitual, en la web sólo subo fotos a baja resolución, para evitar a los piratas que usan lo que no deben...). Esta formada por 15 fotografías para crear el Sky-Line e instalar el resto de elementos: los fuegos y las volutas de humo. Ningún elemento ha sido colocado en un sitio que no estuviera. Todo sucedió donde lo ves, aunque no ocurriera todo a la vez... Las fotos están hechas con una Fuji X-pro2 montando un 56mm f/1.2 a ISO 1000, f/5.6 y 1/2s.

La idea era conjugar el aspecto festivo de los fuegos artificiales con el apocalíptico de las humaredas. Creo que me ha quedado un poco más de lo segundo que de lo primero, pero en todo caso, me gusta como está. Entre la versión original en color (muy anaranjada, por la iluminación de la ciudad) y esta en blanco y negro con un viraje que enfría las sombras y hace algo cálidas las luces y los medios tonos, me he decidido por esta última. Espero que a vosotr@s también os guste.

martes, 12 de marzo de 2019

La profundidad de campo

Uno de los conceptos que más cuesta aprender cuando alguien se inicia en la fotografía, es la profundidad de campo. Sin embargo, es un elemento fundamental que debemos tener siempre en cuenta al crear nuestra imagen con la cámara.

Todos los que hemos estudiado óptica alguna vez (en el colegio o en el instituto, por ejemplo) recordamos que cuando tenemos una lente convexa (mas gruesa en el centro que en el extremo) los rayos paralelos de luz que impactan en la lente de manera perpendicular se concentran en un punto. También recordamos que los puntos cercanos se invierten, tal y como se muestra la figura. Cuando empezamos a aprender fotografía, nos cuentan que la cámara funciona como una caja con una lente, que permite que entre la luz y que ésta impacte en el negativo o en el sensor. Con estas ideas en la cabeza, lo normal es que pensemos que una lente solo enfoca los objetos que están en una posición concreta y que el resto de objetos deben aparecer desenfocados en esa imagen invertida que se forma. Sin embargo, esta idea es contradictoria con la realidad, ya que en la mayoría de las fotos que hacemos hay muchas cosas enfocadas (a veces todo esta enfocado). ¿porqué ocurre esto?

En realidad, lo que vemos enfocado es una cuestión de percepción. Los objetivos de las cámaras tienen varias lentes para que la imagen que se forme no salga deformada y además, aunque enfocan en un punto concreto, hay mucho espacio que sale suficientemente enfocado en la fotografía como para que a nosotros nos parezca completamente nítido. La distancia que hay entre el punto más cercano que nos parece desenfocado y el punto más lejano que también nos parece desenfocado se conoce como profundidad de campo.

La profundidad de campo depende, fundamentalmente, de cuatro factores: de la apertura del diafragma, de la distancia a la que estamos enfocando, de la distancia focal del objetivo y del tamaño del sensor. Veamos el efecto de cada uno de ellos.

Apertura del diafragma

La apertura del diafragma es el elemento que utilizamos más frecuentemente para modificar la profundidad de campo. Si queremos tener poca profundidad de campo, por ejemplo para un retrato en el que el rostro se separe bien de un fondo desenfocado, utilizaremos un número f/ bajo (una apertura de diafragma grande). Si por el contrario, queremos hacer una fotografía de paisaje, normalmente queremos que haya muchos elementos enfocados, algunos cercanos y otros lejanos. Para ello cerraremos el anillo de apertura, dando un valor alto al número f/.

Las siguiente imágenes muestran este efecto en mi cámara Fujifilm X-pro2, con un objetivo de 35mm si el sujeto está situado a 2 metros. Con una apertura f/2, la profundidad de campo será de 26cm, enfocando desde 1,88m hasta 2,16m. Si utilizamos una apertura f/8, la profundidad de campo pasa a ser de 1,1, enfocando desde 1,59m hasta 2,69m. Si utilizamos f/16, la profundidad de campo será de 2,79m, enfocando desde 1,32m hasta 4,11m.

Distancia de enfoque

La distancia de enfoque también tiene un efecto importante en la profundidad de campo. Cuanto más cerca está el objeto, menor será esta profundidad, y cuanto más alejado esté, será mayor. Así, utilizando la Fujifilm X-pro2, con un objetivo de 35mm a f/8, si enfocamos a 1,5m de distancia, la profundidad de campo será de 60 cm (entre 1,26 y 1,85m); si enfocamos a 2m, ya sabemos que será de 1,1m (de 1,59 a 2,69m); por último, si enfocamos a 4m, la profundidad de campo será de 5,66m (entre 2,64 y 8,30m).

Distancia focal

Tampoco es lo mismo utilizar un gran angular que un teleobjetivo. Los grandes angulares nos proporcionan una profundidad de campo mucho mayor que los objetivos de focales más largas. en el caso que estamos utilizando como ejemplo, supongamos que utilizamos una Fujifilm X-pro2, y enfocamos siempre a 2m con un objetivo en el que fijamos la apertura a f/8. Si utilizamos un 14mm, la profundidad de campo será infinita, teniendo todo enfocado desde 0,76m hasta el horizonte (de hecho, si enfocamos a 1,24m, que es la distancia hiperfocal, tendremos el mismo efecto). Si utilizamos un 35 mm, ya sabemos que la profundidad de campo es de 1,1m, enfocando desde 1,59m hasta 3,69m. Por último, si utilizamos un 80mm disminuye hasta los 19cm, enfocando tan sólo desde 1,91m hasta 2,10m.

La distancia hiperfocal es aquella que hace que, si enfocamos a un objeto que esté a esa distancia, obtengamos todo enfocado desde su mitad hasta el infinito. Todos los objetivos tienen una distancia hiperfocal para cada una de sus aperturas, y es buena idea conocerlas (o tener una aplicación que te la facilite, pero de eso hablaremos otro dia...).

Tamaño del sensor

Para terminar, es muy importante saber que el tamaño del sensor afecta enormemente a la profundidad de campo. No es lo mismo utilizar un sensor de los llamados "Full Frame", del mismo tamaño que los negativos de 35mm (24x36mm), que un sensor APS-C (en el caso de Fuji, de 23,6 mm x 15,6 mm), que un Micro Cuatro-Tercios de Olympus (17,4 x 13,0 mm). En este caso, si comparamos las cámaras para una misma distancia focal, obtendríamos resultados engañosos, ya que la imagen que obtenemos es proporcional al tamaño del sensor. En este caso debemos comparar focales "equivalentes", que nos permitan capturar la misma imagen. En todo caso mantendremos una apertura de f/8 y enfocaremos a 2m. Una cámara Full Frame, como la Canon 5D Mark IV con un objetivo de 54mm (que según la conversión sería el equivalente al 35mm de la X-pro 2), enfocara desde 1,72m hasta 2,38m (profundidad de campo: 66cm). Recordemos que la Fuji X-pro2, con el 35mm en esas condiciones enfoca desde 1,59m hasta 2,69m (1,1m de profundidad de campo). Por último, una Olympus con un objetivo de 27mm (el equivalente a los 54mm en Full Frame), tendremos enfocado desde 1,51 hasta 2,96m (1,45m en total). Como vemos, para la misma distancia focal equivalente, la profundidad de campo es menor en sensores grandes y mayor en sensores mas pequeños. Por este motivo, las fotografías de nuestros teléfonos móviles salen tan bien enfocadas siempre: el tamaño del sensor es tan pequeño que la profundidad de campo es inmensa.


El Icono utilizado para la cámara es de Eucalyp de www.flaticon.com con licencia CC 3.0 BY