jueves, 23 de julio de 2015

Rinoceronte, de Johan Georget

Creo que ya he escrito alguna vez en este blog que una prueba de que el universo está en expansión desde el big bang, es que tiene que seguir cabiendo el ego de los fotógrafos. También la envidia... En este caso me voy a referir a la envidia sana: la mía.

Hace unos días se publicó una fotografía de Johan Georget que me tiene con la boca abierta desde entonces. Aparentemente la cosa es muy simple: un animal bebiendo en una laguna. La gracia es que el animal es un rinoceronte, en un contraluz perfecto, que se refleja en esa laguna dejando una imagen que merecerá, sin duda, muchos premios a su autor.

De momento le sirve para justificar el esfuerzo de 6 meses, y 18.000 Km por tierras africanas, que no está mal. Durante ese tiempo ha visitado 12 países y ha hecho mas de 30.000 fotografías (solo esto merecería un capítulo aparte en el tema de la envidia). La foto en cuestión está hecha en el Parque Nacional Ethosa, en Namibia. Una vez localizado el lugar, tuvo la intuición (esa intuición que se obtiene habiendo trabajado mucho) de que algo podía pasar en un lugar como ése. El día que tomó la foto estuvo 7 horas esperando a que sucediera algo, sin éxito hasta ese momento. Cuando ya se iba a ir, el rinoceronte llegó y se introdujo en la laguna para beber agua. Un disparo y la foto estaba hecha.

Por aquello de los permisos, voy a aprovechar que es la foto con la que abre su página web para poner la imagen de la ventana del navegador y redirigiros allí para que podáis ver más fotos, porque no penséis que esta foto ha sido fruto de la casualidad...