viernes, 15 de septiembre de 2017

La Rosa Náutica

La Rosa Náutica es un restaurante de Lima, en Perú. Si os dejáis caer por allí, os digo, desde ya, que es muy recomendable: tanto el restaurante que se adentra en el mar sobre los pilotes de madera, con una buena cocina y un servicio excelente, como el bar que esta a la entrada (también sobre el mar, aunque un poco mas cerca de la costa).

Pero no hemos venido aquí a hablar de comida (para eso, os recomiendo otro blog, como el de mi amiga Su, de Webos Fritos ;) ). Aquí hablamos de fotos y hoy os traigo esta:

Ya he dicho en algún post anterior que siempre que viajo intento dedicar algunas horas (quizá un día entero) a conocer el lugar al que me ha tocado ir por trabajo. En el viaje a Lima que hice esta primavera pasada tuve la suerte de disponer de un día casi entero y una mañana para poder conocer la ciudad (gracias a los precios de iberia, que hacían más rentable quedarse un día más en la ciudad que volver inmediatamente...). Dediqué la parte soleada del día para conocer el centro histórico de Lima y tenía previsto terminar al atardecer en la zona de la Rosa Náutica, donde ya había cenado. Para calcular la hora exacta utilicé la App "The Photographer Ephemeris", pero de ella hablaré otro día. El caso es que llegué con algo de tiempo, busqué el mejor lugar y coincidí con un fotógrafo local, exactamente en el mismo lugar que tenía previsto. Tengo la impresión de que el sitio es muy visitado por otros fotógrafos...

Cuando viajo por trabajo sólo me suelo llevar la Fuji X100S o la Fuji XE2 con el 35mm f/2 como en este caso, y no me llevo trípode. Improvisé uno con unas piedras y usé el temporizador para que la cámara no se moviera al disparar. Los parámetros de la foto son 10s, a f/11 con el ISO nativo de 200. La foto tiene un pequeño recorte para ajustarla a la proporción 16:9, muy habitual últimamente en los concursos digitales. Los ajustes que he hecho se centran básicamente en las luces y en reforzar un poco la temperatura de color del atardecer.

Por cierto, cuando tomé un taxi en la puerta del restaurante para ir a cenar donde había quedado con unos compañeros, el taxista resultó ser un fotógrafo local (ya se sabe que los fotógrafos profesionales no siempre pueden vivir de lo que quieren). Éste se dedica a organizar tours fotográficos por el país, en su doble condición de taxista y fotógrafo. Si alguna día vuelvo con tiempo suficiente, no dudéis que le buscaré... Un abrazo desde el otro lado del atlántico, Raul :)