martes, 19 de septiembre de 2017

Un poco de lectura: visión fotográfica de Eduardo Momeñe

Uno de los libros que he leído en los últimos meses ha sido "Visión Fotográfica: un curso de fotografía para jóvenes", de Eduardo Momeñe. Compré tres ejemplares hace un par de años para que sirvieran como premio a los participantes menores de edad en un concurso de fotografía (un Rally Fotográfico de Ferias organizado por la Agrupación Fotográfica de Guadalajara), y cuando llegaron a casa los vi, y decidí comprar otros libros diferentes (mas visuales) para entregar como premio.

El libro, que se define como un curso de fotografía para jóvenes, no tiene una sola fotografía. Y eso, en los tiempos que corren, creo que lo hace muy poco atractivo para adolescentes, que eran los premiados.

Llevé un ejemplar a la biblioteca de la Agrupación, y me quedé con dos: uno con intención de leerlo y quedármelo, y otro para regalar a un amigo si me gustaba o a un enemigo en caso contrario... El caso es que, como os decía, el libro no es atractivo y guardó el sueño de los justos hasta esta primavera pasada. Sin embargo, en cuanto lo empecé a leer me gustó (mucho) y ya no quedó más remedio que leerlo hasta el final.

¿Y qué es lo que hace atractivo un "curso de fotografía" sin fotografías? Pues que se trata de un libro que te hace pensar. En realidad es un libro para leer con lápiz para subrayar, un cuaderno para tomar notas y con un dispositivo conectado a internet cerca. Su objetivo es que, al final del proceso, puedas decidir que tipo de fotógrafo quieres ser por comparación con un buen puñado de grandes maestros de la fotografía. Así, parte de una dicotomía inicial: ¿Qué fotógrafo te gusta más? ¿Richard Avedon o Henri Cartier-Bresson?

En el primero de los casos, prefieres las fotografías preparadas, meditadas, no necesariamente de estudio como los retratos de Avedon, pero sí fotografías en las que todo está bajo control. En el segundo, te gusta la excitación de la captura casual: buscas encontrarte con la imagen, verla en algún lugar, llevarte la cámara a los ojos y captar ese momento que emociona sin apenas control; hay, si acaso, previsión.

Junto a estos dos monstruos de la fotografía, el libro va desgranando el estilo de un buen puñado de fotógrafos. No los he contado, pero diría que alrededor de un centenar. Y el lector va tomando postura por unos o por otros, y va definiendo su propio estilo, que no tiene porqué ser tan extremista como los dos casos iniciales. Al final del mismo, en mi caso, llegué a algunas conclusiones que me hicieron verme como el fotógrafo que soy ahora. También he visto mi evolución, desde el gusto por la fotografía de objetos o la fotografía "teatralizada", enormemente controlada, hasta la fotografía de calle, en la que nunca sabes que te encontrarás. Ahora estoy en una situación intermedia. Me gusta el riesgo de no saber qué te vas a encontrar, pero acompañado de cierto control de las condiciones de luz, de las condiciones de los lugares en los que voy a estar, etc.

En resumen, se trata de un libro que os recomiendo vivamente. Quizá su título, más que "curso de fotografía para jóvenes" debería ser "define el fotógrafo que quieres ser". No se si habría vendido más libros, pero la gente sabría lo que hay dentro. Aqui os dejo un enlace a Amazon, por si queréis animaros a incorporarlo a vuestra biblioteca. Como digo, creo que no os defraudará.

Y como me gusta acompañar los posts con alguna fotografía, os dejo una que refleja esa idea de fotografía callejera y control del lugar. Está tomada en Esmirna, y pretende transmitir el recogimiento de la oración al mismo tiempo que se muestra el ambiente local reflejado en los zapatos de la entrada. Esta hecha con mi cámara favorita de viajes, la Fujifilm X100S, (que lleva "soldado" un 23mm f/2 fijo). Para separar el primer plano del fondo, esta tomada a f/2, ISO 200 (el nativo de la cámara) y 1/320 de velocidad.